UNDERWATER LOVE – Ciclo de lienzos circulares de Maja Lesjak Gavriloska en la taberna Kamene priče
Viernes, 01.08. - Jueves, 14.08.2025.
Un sensual poema visual sobre la feminidad fluida y la profundidad marina cobra vida en la emblemática taberna de jazz Kamene priče, entre las callejuelas de piedra del pintoresco Bale, en Istria.
Exposición “UNDERWATER LOVE”
En grandes lienzos circulares, Maja Lesjak Gavriloska fusiona acrílico, collage digital y gesto de dibujo en silenciosos remolinos de piel, algas y sal. Sin narración lineal, las obras forman una serie de “pausas” fragmentarias: muslos delicados se disuelven en la inmensidad del mar abierto, las aletas en la palma de la mano, el ombligo en un ojo marino. La autora retrata el cuerpo como una membrana frágil que nutre y protege a la vez, sumergiendo la intimidad erótica en una conciencia feminista. El formato cíclico del lienzo, una suerte de ojo de buey pictórico, subraya la respiración elíptica de las olas y los ritmos menstruales; la persona espectadora pasa de una imagen “flotante” a otra como una buceadora entre corales. Ese intercambio de vulnerabilidad y fuerza concentrada confiere a la serie una tensión submarina que no cede.
La artista – Maja Lesjak Gavriloska / malapala
Nacida en Celje en 1978, Gavriloska se licenció en Comunicación Visual en la Academia de Bellas Artes y Diseño de Liubliana y trabaja hoy en Velenje. Describe a su alter ego, la niña de ojos grandes Malapala, como un ser que atraviesa las fronteras de edad, género y especie, siempre “buscando el corazón” de quien mira. Malapala es su medio semionírico con el que explora identidad, transformación y fragilidad humana. La artista se mueve con igual soltura entre lienzo, ilustración, mural e incluso velas pintadas; en el centro permanece siempre la huella manual y su línea personal e incorruptible.
Contexto de la exposición en Bale
Bale, asentamiento medieval erigido sobre una cresta caliza, ha conservado casi intacta su trama de callejuelas estrechas y radiales. Las suaves pendientes adoquinadas, los bancos de piedra junto a las fachadas y los pasajes silenciosos cubiertos por arcos bajos conforman un telón arquitectónico que amortigua los pasos y amplifica cada palabra. En este espacio acústico íntimo, la exposición adquiere una dimensión adicional: los azules y los cálidos tonos coralinos de los lienzos se funden con la rugosa blancura de los muros, mientras el discreto olor a sal que llega del mar, a pocos kilómetros, recuerda que cada cuadro es parte de un paisaje mayor y vivo.
La taberna Kamene priče, instalada en una de estas construcciones de piedra, con sus paredes ásperas, vigas de madera y su programa de jazz vespertino, prolonga naturalmente el diálogo entre arte, espacio y sonido. Así, las obras no cuelgan en un neutro “cubo blanco”, sino en un espacio que respira y murmura con el público, intensificando la sensación de bucear entre cuerpo, mar y memoria.
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